Africa Book reviews Spanish

Reseña: India in Africa: Changing Geographies of Power (Mawdsley & McCann)

asiaafricaportada
 

Vol. XLIV   ENERO-ABRIL, 2014   NÚMERO 1  EL  COLÉGIO DE MÉXICO

http://revistas.colmex.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=27&Itemid=342

EMMA MAWDSLEY y GERARD MCCANN (eds.), India in Africa:
ChangingGeographies ofPower, Cape Town, Pambazuka Press, 2011, 226 pp.

 

La ascensión de India como actor global y sus consecuencias es uno de los temas más importantes para las relaciones internacio-nales de hoy en día; sin embargo, la mayoría de los análisis se concentra en el efecto regional de India y su futura relación con sus vecinos, como China. Faltan estudios de profundidad sobre la creciente presencia de India en otras regiones del mundo.

En este contexto, esta colección de gran valor informativo, de ensayos editados porEmma Mawdsley y Gerard McCann, ofrece al lector una excelente visión general de la presencia de India en África, un tema descuidado por la mayoría de los libros sobre la política exterior de India. Mientras el tema de la creciente presencia de China en Africa desde hace mucho tiempo llegó a ganar la atención de los principales medios de comunicación, el papel de India es en gran parte desconocido y limitado pero, aparentemente, con un número creciente de especialistas. Como los editores reconocen en la introducción, “China es indudablemente un jugador más potente que India en la mayoría de los paises y en los sectores africanos; de ma-nera que, en parte, ésta muy desigual actuación simplemente responde a una evaluación exacta de sus relativos poderes ma-teriales y sus efectos”; al mismo tiempo, se espera que aumente la influencia de India en Africa. En las próximas décadas, India podría convertirse en la tercera economía del mundo, momento en el cual su presencia en África será mucho más visible.

Lo que los autores dejan claro desde el principio en el li-bro, es que mientras los observadores internacionales tienen un sesgo negativo al analizar el papel de China en África, India es a menudo descrita como demasiado positiva. Por ejemplo, China fue duramente criticada y avergonzada públicamente por sus “irresponsables inversioneS en hidrocarburos” en Sudán, pero pocos se dieron cuenta de que India —comportándose como China— no estaba sujeta al mismo escrutinio. Como Sanusha Naidu escribe en el capitulo 3 (“India: una huella ca-da vez mayor en todo el continente”), India está operando có-modamente a la sombra de China —principalmente, a causa de su imagen positiva mundialmente— aunque no está claro por cuánto tiempo podrá escapar de las criticas por movimientos tan polémicos, como, por ejemplo, adquisiciones agrícolas a gran escala de África y, luego, exportaciones de alimentos de cultivos a India, libres de impuestos.

¿El papel de India es comparable al de China? ¿China e India estarían involucradas en una nueva versión de la “lucha por África”? En el capítulo 1 (“Las relaciones India-África en el siglo XXI: ¿sociedad genuina o matrimonio por conveniencia?”), Fantu Cheru y Cyril Obi argumentan que, contrariamente a la retórica oficial indiana, los intereses de China e India en África son demasiado similares para evitar la competencia. Di-cen: “es importante tener en cuenta que cuando se despoja de su retórica, es dificil ignorar las similitudes entre las estrategias africanas de India y China, que se encuentran en sus deman-das para la seguridad de los recursos, del comercio y de la in-versión, creación de alianzas estratégicas, de la solidaridad afri-cana-asiática y la solidaridad sur-sur”.

Sin embargo, lo distintivo del papel de India en África es su dimensión más pequeña, la entrada más tarde y, debido a las limitaciones financieras, la necesidad de colaborar con los bloques económicos como la Comunidad Económica de Es-tados de África Occidental, en lugar de los gobiernos, y apostar por un sector privado más dinámico para fortalecer la presencia de India. Esto no quiere decir que el comercio es la única mo-tivación para el compromiso de India; como señalan los auto-res: sobre todo, la costa este de África es de gran importancia estratégica, ya que India busca construir una presencia visible en el océano Indico, y la marina india periódicamente lleva a cabo patrullajes navales frente a la costa de Mozambique.

Aunque no es correcta la afirmación común de que la pre-sencia de China en África sigue siendo un plan maestro de pla-nificación centralizada con diseño en Beijing, es cierto que el compromiso de India con África parece más descoordinado que el de China. a. Esto no sorprende, ya que el modelo de desarrollo económico —impulsado por el sector privado, no planificado, polarizante y caótico— de India es, con toda naturalidad, evi-dente en sus relaciones económicas con África.

En el capítulo 2 (“India y los controladores asiáticos en África”), Padraig Carmody señala correctamente que África tiene una importancia estratégica mucho mayor para la India que para China, en particular en cuanto a la energía. India posee menos de 0.5% de las reservas mundiales probadas de petróleo y se espera que se quede sin carbón en las próximas décadas, lo que la obligará a importar prácticamente la totalidad de su energía; para que no se vuelva excesivamente dependiente del inestable Oriente Medio, India —pronto el tercer mayor con-sumidor de energía del mundo— importará 55 veces más pe-tróleo africano. El gobierno indio, por consecuencia, trata el tema africano con mucha atención.
Como hay más pobres en India que en toda África, y como el promedio del producto interno bruto de África es 200 dólares más alto que el de India, la motivación para los crecientes pagos de ayuda puede ser mejor explicada por causas económicas y políticas que por ideales humanitarios: la ayuda es vista como una herramienta para aumentar el poder blando de India y reducir el miedo de los africanos de que India está interesada principalmente en la explotación de los recursos de África. Al mismo tiempo, el apoyo de África a la campaña de India para tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad es indispensable, aunque la fecha precisa para el siguiente intento de llevar a cabo la reforma no se ha establecido. De cualquier manera, África es, con más de 50 votos en la Asamblea General de la ONU, uno de los bloques más importantes para llegar a dos tercios de todos los países necesarios para aprobar la reforma.

El capitulo 6 (“Diáspora, economia política y las relaciones de India con Kenia”), de Gerard McCann, es particularmente esclarecedor, ya que cuestiona la creencia común de que la diás-pora histórica de India en el este de África ofrece a las empre-sas indias una ventaja competitiva. Incluso argumenta que, en una economía política altamente etnicista como la de Kenia, la dilatada presencia de los indios plantearía obstáculos ala llegada de la nueva generación de empresas de India, como Bharti Airtel, y escribe: “parece que la retórica laudatoria sobre la amistad histórica, a veces, oculta las tensiones entre diferentes actores africanos e indios”, y muestra que las relaciones afro-indias de ninguna manera han estado libres de problemas. En 1962, por ejemplo, el liderazgo político de Kenia apoyó abiertamente a China durante la guerra sino-india, a pesar de la presencia de la comunidad indiana en Kenia. En la década de 1990, la com-plicidad de alto perfil de los indios en el régimen cleptocrático de Moi, agravó el prejuicio en Kenia contra la comunidad india.

El capitulo 9 (“Fortunas frágiles: la empresa petrolera de la India en un Sudán devastado por la guerra), de Lucas Patey, detalla la entrada de la compañía petrolera internacional de la India, ONGC Videsh Ltd. (ovL), a Sudán, compañia que se benefició de la decisión de empresas petroleras occidentales de salir del país debido a la inseguridad creciente y la presión internacional de organizaciones de derechos humanos. Lo que es particularmente interesante aquí es que al gobierno de India (que posee gran parte de la ov-L) le preocupaban menos los abu-sos en materia de derechos humanos que perder su inversión debido a la impredecible situación politica en Sudán.

En el capítulo 10 (“La retórica y los rituales de la coopera-ción para el desarrollo sur-sur: notas sobre la India y África”), Emma Mawdsley analiza los fundamentos teóricos y filosóficos de la ayuda al comparar la “ayuda occidental tradicional” con la “cooperación sur-sur”. Mientras que tal distinción es difi-cil de hacer en el mundo real (como lo reconoce la autora), es-te capítulo es útil para los académicos, más que para los po-líticos. Allí concluye correctamente que los donantes del sur tratan activamente de evitar este posicionamiento discursivo (de donante frente a receptor) de su cooperación al desarrollo, algo que muchos donantes occidentales deberían aprender. Al igual que los donantes occidentales, los socios para el desarrollo del sur global están, sin duda, en la búsqueda de sus propios intereses, y sus reivindicaciones simbólicas deben ser, como las de los donantes occidentales, igualmente objeto de una eva-luación objetiva.

OLIVER S TUENKEL
Fundación Getulio Vargas
 

Read also:

Africa’s decade?

O Brasil na África: uma ponte sobre o Atlântico? (Revista Política Externa)

O novo protagonista africano

SOBRE

Oliver Stuenkel

Oliver Della Costa Stuenkel é analista político, autor, palestrante e professor na Escola de Relações Internacionais da Fundação Getúlio Vargas (FGV) em São Paulo. Ele também é pesquisador no Carnegie Endowment em Washington DC e no Instituto de Política Pública Global (GPPi) ​​em Berlim, e colunista do Estadão e da revista Americas Quarterly. Sua pesquisa concentra-se na geopolítica, nas potências emergentes, na política latino-americana e no papel do Brasil no mundo. Ele é o autor de vários livros sobre política internacional, como The BRICS and the Future of Global Order (Lexington) e Post-Western World: How emerging powers are remaking world order (Polity). Ele atualmente escreve um livro sobre a competição tecnológica entre a China e os Estados Unidos.

LIVRO: O MUNDO PÓS-OCIDENTAL

O Mundo Pós-Ocidental
Agora disponível na Amazon e na Zahar.

COLUNAS