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La Crisis Política de Venezuela: ¿Pueden los Actores Regionales Ayudar?

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Andreas E. Feldmann, Federico Merke, Oliver Stuenkel

http://carnegieendowment.org/2015/11/30/es-62078/img6

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En la víspera de las reñidas elecciones en Venezuela previstas para el 6 de diciembre, el país enfrenta una peligrosa mezcla de inestabilidad política, incertidumbre económica, y violencia. En el mes de octubre, durante una entrevista televisada, el Presidente Nicolás Maduro sugirió que en el caso de que su partido perdiera las elecciones buscaría gobernar “con el pueblo” para defender la revolución Bolivariana de Venezuela.1 La velada amenaza de resistirse a aceptar el resultado electoral deja en claro que la democracia venezolana enfrenta su desafío más severo desde que Hugo Chávez llegara al poder en 1999.

Son varios los gobiernos de América del Sur que sostienen que defender la democracia en la región es una prioridad de su política exterior. Del mismo modo, la protección de la democracia es una meta presente en varias organizaciones regionales, incluyendo la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión de Naciones de Suramérica (UNASUR). Dado este interés manifiesto, resulta natural preguntarse qué han hecho estos gobiernos y organizaciones para encarar la crisis en desarrollo en Venezuela. ¿Qué métodos o mecanismos han utilizado y cuán efectivos han sido? Puesto de otro modo, ¿cuáles son los intereses centrales que se revelan en las acciones de estos gobiernos y organizaciones? El peso político y económico de Venezuela, como así también su otrora orgullosa posición como una de las democracias más duraderas de América del Sur, hacen probable que la crisis tenga consecuencias profundas para el futuro de los derechos humanos y la democracia en el continente. Será una prueba de fuego tanto para las políticas nacionales como para los mecanismos regionales que se supone tienen como objetivo fortalecer las reglas y normas democráticas a través de mecanismos como la mediación y la presión política.
Una Crisis que se Intensifica

La polarización política y las consecuentes tensiones y conflictos sobre la dirección política de Venezuela crecieron luego de que Hugo Chávez ganara su primera elección. Está dinámica se exacerbó en 2002, cuando un grupo de empresarios y líderes militares llevaron a cabo un fallido golpe de estado contra el presidente Chávez, quien fue reinstituido cuarenta y ocho horas después. Varios estados del hemisferio (bajo la forma de “Amigos de Venezuela”: Brasil, Chile, México y los Estados Unidos, entre otros) intentaron establecer un diálogo entre el gobierno y la oposición luego del golpe. Sin embargo, la polarización, continuó incrementando particularment a partir del 2014, cuando demostraciones masivas contra el gobierno conmocionaron al país. Más de treinta manifestantes murieron en los enfrentamientos y más de mil quinientas personas fueron detenidas.

La dura respuesta de las autoridades venezolanas contra las demostraciones generó cuestionamientos internacionales. Según el Comité para la Protección de Periodistas, muchos reporteros fueron detenidos, golpeados y asaltados.2 El director adjunto de la organización afirmó que “los bloqueos a la prensa, los arrestos y el acoso contra voces disidentes se han convertido en un sello de esta administración.”3 El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó su profunda preocupación por la violación de derechos humanos en el país y solicitó al gobierno de Venezuela que investigara la muerte de los manifestantes. Más allá de las críticas internacionales las condiciones en el terreno no variarion en Venezuela.

El arresto en febrero de 2014 de uno de los líderes de la oposición, Leopoldo López, realizado bajo cargos cuestionables, como la exclusión del Congreso de María Corina Machado, una prominente líder cívica y política, por supuestamente violar la Constitución de Venezuela por pronunciar un discurso ante la OEA (Machado fue invitada oficialmente por el gobierno de Panamá) incrementó los cuestionamientos internacionales. En septiembre de 2015, López fue sentenciado a casi catorce años de prisión, luego de un juicio que según Human Rights Watch “involucró violaciones y fracasó en ofrecer evidencia que lo vincule con un crimen.” Recientemente, uno de los dos fiscales en el caso, Franklin Nieves, huyó a Estados Unidos donde declaró que el juicio fue una “farsa” y que el régimen venezolano inventó los cargos por temor al liderazgo de López.4

Por otro lado, los alcaldes democráticamente electos de dos de las más importantes ciudades en el país, Antonio Ledezca de Caracas y Daniel Ceballos de San Cristóbal, fueron arrestados bajo dudosos cargos. De acuerdo a varias organizaciones de derechos humanos tanto venezolanas con extranjeras, el sistema judicial de Venezuela ha colapsado y en la práctica la separación de poderes entre la rama ejecutiva y la judicial ha casi dejado de existir.5

Este deterioro político se ve agravado por una seria crisis económica impulsada por la brusca caída del precio del petróleo, el motor económico y principal recurso del gobierno para financiar sus políticas públicas -internas y externas. En noviembre de 2014, el Presidente Maduro hizo un llamado para mantener el precio del petróleo a cien dólares el barril, un precio considerado “justo” por las autoridades venezolanas.6 Pero el precio del petróleo ha caído de ciento siete dólares el barril en junio de 2014 a cuarenta y siete dólares el barril en julio de 2015. La crisis derivada de la caida del precio del petróleo se ha visto empeorada por el mal manejo económico que llevó a una inflación galopante, un amplio déficit fiscal y un incremento en la escasez de bienes esenciales como alimentos, jabón o pañales. Otro de los problemas más acuciantes es la salud pública y el serio desafío de conseguir medicamentos. Esta situación económica ha forzado a Caracas a reducir su apoyo a regímenes aliados como Bolivia y, en particular, Cuba. Es probable que esto haya contribuido a la decisión de Raúl Castro de acelerar el acercamiento con los Estados Unidos, un proceso que tomó por sorpresa al gobierno de Venezuela.

Iniciativas Diplomáticas Defectuosas

La aguda crisis política y económica que aflige a Venezuela ha generado una seria preocupación en el Hemisferio Occidental. Muchos gobiernos observan con inquietud y consternación el giro autoritario del gobierno venezolano y la radicalización…

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Photo credit: Reuters News

SOBRE

Oliver Stuenkel

Oliver Della Costa Stuenkel é analista político, autor, palestrante e professor na Escola de Relações Internacionais da Fundação Getúlio Vargas (FGV) em São Paulo. Ele também é pesquisador no Carnegie Endowment em Washington DC e no Instituto de Política Pública Global (GPPi) ​​em Berlim, e colunista do Estadão e da revista Americas Quarterly. Sua pesquisa concentra-se na geopolítica, nas potências emergentes, na política latino-americana e no papel do Brasil no mundo. Ele é o autor de vários livros sobre política internacional, como The BRICS and the Future of Global Order (Lexington) e Post-Western World: How emerging powers are remaking world order (Polity). Ele atualmente escreve um livro sobre a competição tecnológica entre a China e os Estados Unidos.

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